lunes, 3 de febrero de 2014

el buen año

 “Este año fue bueno conmigo” – me dijo doña Petrona entre abrazos y cuetes. Para ella, el que su vida haya sido buena en el 2013 fue gracias al año. No a su forma de vida sencilla y cálida, o a la presencia permanente de sus hijos que la llenaron de nietos, de risas y alboroto, o a Don Felipe, quién le lee novelas rosa por las noches. Ella no ve que ha forjado su felicidad casa adentro. Por ella. Por los suyos. Supongo que este nuevo año tendrá igual responsabilidad.

Es fácil pedir que el 2014 nos llene de cosas gratas. De cosas que placenteras. Que nos dé lo que no tenemos o nos devuelva lo que perdimos. Que haga por nosotros el trabajo y se nos ponga en bandeja de plata lo deseado. Así, sin mucho esfuerzo. Nos llenamos de cábalas y supersticiones para pedir lo que creemos que nos hace falta. Viajes, dinero, salud, felicidad. Unos queremos cosas tangibles, otros las intangibles. Pero todos queremos algo.

Es muy fácil poner en otros la responsabilidad de nuestro bien-estar. De esta forma como que nos lavamos las manos y si al final del día (en este caso, del año) no tenemos lo que nos creemos merecedores, le echamos la culpa al año.

El hacer del 2014 el año más fantástico posible, es cuestión de uno. Es cuestión mía. No es responsabilidad del ‘año’ el hacernos más felices, más guapos, más bacanes, más saludables o más exitosos. Es nuestra responsabilidad. Para lograrlo, se debe buscar la raíz de la felicidad. Las cosas sencillas. Volver a ver todo con ojos inocentes. Maravillarnos con lo sencillo. Abrazar mucho. Llorar lágrimas gordas de felicidad y lágrimas flacas de tristeza. Disfrutar de lo cotidiano. Sonreír más. Reír a carcajadas. Ir detrás de ese sueño archivado en la memoria. Ser mejores en las tareas diarias. Comer con gusto y sin conciencia. Sentir la lluvia al caer de la punta de la nariz. Oler la tierra mojada y el pan que sale del horno. Ver más atardeceres. Oír el murmullo del río.

Esto brindará una cadena de energía positiva que va a hacer que recordemos al 2014 como un buen año. Que la felicidad estuvo con nosotros. Tal vez falten algunas cosas materiales, pero al fin del día (en este caso, del año) el bagaje de recuerdos, memorias y satisfacciones que quedan nos harán notar que lo que cuenta es lo intangible. Que el resto es solo un placebo que nos confunde y tapa la verdadera fuente de felicidad. Lo material se descompone, se daña y se pierde. Las cosas sencillas nos dan calor en momentos de frío interno, nos sacan sonrisas espontáneas, nos recuerdan que estamos vivos. El vivir así el 2014 nos hará más felices, más guapos, más bacanes, más saludables y más exitosos. Solo depende de la óptica con la que nos miremos. 

[Escrito original para Diario El Tiempo de Cuenca, publicado el 1 de febrero 2014 http://www.eltiempo.com.ec/noticias-opinion/8370-el-buen-aa-o/]