viernes, 26 de septiembre de 2014

los mayores

Cuando era chica, y por los valores inculcados en casa, siempre debíamos respeto a las personas mayores. Entiéndase como mayores, no solo a los abuelos y tíos abuelos, sino que en esa categoría entraban las mamás y papás de los amigos, los amigos de los papás de uno y cualquier persona que tenga más arrugas y menos pelo que uno. Debíamos saludar y despedirnos, el beso era obligatorio y ni chistábamos. Era parte de. Decíamos ‘bueeenas’ si los veíamos en la calle y aceptábamos la perorata de siempre, esa de que ya estábamos grandes y qué cómo habíamos crecido. A esa edad nos era el comentario más loco que podíamos oír, claro que ya estábamos grandes. Obvio. Luego nos tocaba dar el saludo consuetudinario y no saber quién era que mandaba el saludo. Había que de ley preguntar cómo se llaman los papás del amigo de turno para poder dar el resumen de ‘hijo de quién es’ al llegar a casa…

Ahora, si bien no estoy en la edad ‘respetable’ que usó un colega escritor, ya califico como mayor. No como adulto mayor según la categorización del IESS, sino mayor según mi misma categorización de cuando era chica. Ya me dicen ‘bueeenas’ los chicos de colegio, los amigos de mis hijos componen la compostura cuando entro. Yo misma digo a los chicos que he visto crecer que ya están grandes y qué cómo han crecido. Veo también sus miradas de ‘obvio’ cuando lo digo. Mando saludos a los papás y pregunto hijo de quién es para poder ubicar al amigo de turno en el paisaje familiar.


Lo cierto es que todo da vueltas. Todo. Habiendo sido ‘chicos’ podemos entender esas actitudes siendo mayores, y ni se diga siendo de edad ‘respetable’. Es fácil ver para atrás y ver lo que hicimos o dejamos de hacer. Lo malo es que los chicos no han estado en nuestros zapatos todavía, y hasta que no lo estén, no podrán obviar su cara de ‘obvio’ a nuestros comentarios pues no entenderán como podemos decir algo tan simple. El tiempo pasa, y quienes lo hemos visto pasar podemos entender y aprender. Lo que nos queda es hacer uso de la paciencia aprendida con el ir y venir de los días, y esperar que los chicos, cuando ya sean mayores, tengan igual cantidad de paciencia que la que alguna vez tuvieron con nosotros quienes ahora son de edad ‘respetable’. 

[publicado originalmente en Diario El Tiempo de Cuenca el 26 de septiembre del 2014 - http://www.eltiempo.com.ec/noticias-opinion/9580-los-mayores/]