viernes, 17 de mayo de 2013

cerebralmente



Hoy me fui al spa por primera vez en el año. Me hacía falta y me lo merecía. Decidí – cerebralmente, que me iba a desconectar.

Llegué y cerebralmente decidí poner mi BB en la alacena. Ahí lejos. Decidí cerebralmente cambiarme a la bata del spa y relajarme. Me acosté. Cerebralmente decidí que necesitaba desconectarme del BB  - para evitar estresarme con llamadas, whatsAPPeadas, SMSeadas, PINeadas o emails. 

Dos minutos luego, cerebralmente decidí que era mejor apagar el BB. Me levanté con la bata del spa. Tenía que desconectarme. Necesitaba desconectarme, estar fuera de todo y desestresarme. Cerebralmente apagué el BB y volví a acostarme con mi bata del spa.

Mi BB en la alacena. El BB apagado allá lejos. El BB fuera del alcance de mi mano.

Cerebralmente tome la decisión de acostarme y relajarme. Yo y mi bata del spa.

Y empezó el cerebro – cerebralmente, a ponerme las posibles opciones de lo que podía pasar y yo con el BB apagado y fuera del alcance de mi mano.

¿Y si me llaman de la escuela?
¿Y si me llama Tom con algo?
¿Y si la Gracie por fin confirmó del viaje a Isabela?
¿Y si…?
¿y…?

Cerebralmente decidí levantarme con la bata del spa. Me fui a la alacena y tomé el BB. Cerebralmente lo prendí y me lo llevé a mi lado. Al alcance de mi mano. Y me desestresé.

Nadie me llamó, me whatsAPPeó, me PINeó, me SMSeó, me EMAILeó.

Pero me desestresé y disfruté de mi spa y mi bata.

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